San Martín, cadete del Regimiento de Murcia. Estudio de pastel de Jorge Gonzalez Moreno. Museo del Regimiento de Granaderos a Caballo. Buenos Aires.

San Martín ecuestre. Grabado hecho por Géricault. Biblioteca nacional de París, sección estampas y grabados.

 

Dibujo original de Antonio Paco Buenos Aires, 1965.



Nació el 25 de Febrero de 1778 en Yapeyú, Corrientes, siendo el menor de cinco hermanos. Su padre fue el teniente gobernador del pueblo correntino y se llamaba Juan de San Martín y su mamá Gregoria Matorras.  Mientras fue chico, San Martín fue cuidado por Juana Cristaldo, quien era su niñera y además era india.  Cuando el general tenía tres años, le ordenaron al papá que se trasladara a Buenos Aires para instruir a los oficiales del batallón de voluntarios españoles.  Vivieron en Buenos Aires hasta 1784 y luego viajaron a España, a pedido del papá.  A los ocho años el general iba a aprender a un lugar llamado “Nobles de Madrid”, donde aprendió historia, geografía, matemáticas, latín, francés, castellano, dibujo, poética, retórica, esgrima y baile. A los once años ingresó como cadete al regimiento de Murcia, participando luego en combates en España y Norte de África.  Luego de varias actuaciones militares, el 19 de Julio de 1808, lo condecoraron con la medalla de oro por su heroica actuación en la batalla de Bailén.

Aunque vivía en España, el general siempre estaba atento a los sucesos de la Argentina. Cuando se enteró de lo sucedido en Mayo de 1810 pidió retirarse del ejército español para servir a la revolución americana. Antes de volver, pasó unos meses en Londres, Inglaterra, vinculándose a un grupo revolucionario denominado “Gran Hermandad Americana”.

Al llegar a Buenos Aires se le encomendó crear un regimiento para custodiar las costas del Paraná, que eran atacadas por los españoles ubicados en Montevideo. Fue así como nació el regimiento de Granaderos a Caballo. Fue el General José de San Martín quien diseñó los uniformes y las insignias del cuerpo militar.

Entró en contacto con los grupos opositores al triunvirato, encabezados por la Sociedad Patriótica  y creó junto a Carlos Alvear, la Logia Lautaro, una sociedad secreta que tenía como objetivos principales la Independencia y la Constitución Republicana.

Conoció a quien fue su esposa, Remedios de Escalada, en las tertulias porteñas que se realizaban en la casa de Don Antonio Escalada. Se casaron en noviembre de 1812, teniendo ella 15 años y él 34.

En 1813 los Granaderos de San Martín entraron en combate por primera vez frente al  Convento de San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe. Frente al triunfo, el General aumentó su prestigio. Por ello en 1814 se le encomendó reemplazar al General Belgrano en el mando del ejército del Norte.

Se lo nombró gobernador de Cuyo, Mendoza, donde planificó la estrategia militar para cruzar la Cordillera de Los Andes, liberar así a Chile y desde allí marchar por barco para tomar Lima. En Mendoza fomentó la industria, la agricultura y la educación. Creó un sistema impositivo a través del cual pagaban más los que más tenían.

En agosto de 1816 nació su hija Mercedes Tomasa y a principios de 1817 comenzó el cruce de los Andes. Durante el mismo, en más de una oportunidad, debió ser trasladado en camilla, por padecer desde hacía tiempo, una úlcera estomacal. En febrero de 1817 derrotó a los españoles en la cuesta de Chacabuco, el año siguiente sufrió la derrota de Cancha Rayada y junto al General Las Heras reorganizaron el ejército, pudiendo vencer definitivamente a los realistas en Maipú, en abril de 1818.

Volvió a cruzar los Andes, para llegar a Buenos Aires y solicitar al gobierno del Directorio financiamiento para cumplir la última etapa de su campaña libertadora basada en el ataque marítimo a Lima. Le prometieron 500.000 pesos y sólo le llegaron 300.000. Regresó a Chile y obtuvo del gobierno chileno más ayuda financiera. A punto de partir, Pueyrredón le ordena desde Buenos Aires que regrese para combatir a Artigas. San Martín se negó aclarando en su carta que:”el General San Martín jamás desenvainará su espada para derramar sangre de hermanos”.

Partió en agosto de 1820 desde Valparaíso con una escuadra de 24 buques y 4.800 soldados. El general Arenales desembarcó dirigiéndose al interior del Perú con el objetivo de sublevar a la población, obteniendo la victoria de Pasco en diciembre de 1820. San Martín bloqueó el puerto, viéndose el virrey de Perú rodeado por todos lados. Se rindió en julio de 1821, siendo San Martín quien proclama la independencia del país ese año. Abolió la esclavitud, la mita y el yanaconazgo, garantizó la libertad de culto e imprenta, creó escuelas y la biblioteca pública de Lima.

Paralelamente, el general venezolano Simón Bolívar, solicitó ayuda a San Martín para su campaña libertadora de Ecuador. San Martín le envió 1600 soldados que participaron victoriosamente en los combates que garantizaron la rendición de Quito. Ambos libertadores decidieron reunirse en Guayaquil (Ecuador), los días 26 y 27 de Julio de 1822. Tenían diferencias políticas y militares, dado que San Martín era partidario de que cada pueblo liberado decidiera libremente su futuro, pero Bolívar deseaba controlar personalmente la evolución política de los mismos. Por otra parte, debían decidir quién conduciría el nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas de ambos. San Martín propuso que lo dirigiera Bolívar pero él dijo que nunca podría tener a San Martín como subordinado. San Martín entonces decidió retirarse de todos sus cargos, dejarle a Bolívar sus tropas y regresar a Buenos Aires.

Volvió a Chile y en 1823 volvió a cruzar por última vez los Andes, permaneció unos días en Mendoza desde donde solicitó autorización para entrar en Buenos Aires y reencontrarse con su esposa, quien estaba gravemente enferma. El gobernador Martín Rodríguez le negó el permiso, argumentando que no estaban dadas las condiciones de seguridad para que volviera a la ciudad.  Se presume que Rivadavia estuvo detrás de la maniobra, por temor a que San Martín entrase en contacto con los federales del Litoral para brindarles apoyo. Estanislao López, gobernador de Santa Fe, le escribió a San Martín advirtiéndole que el gobierno de Buenos Aires esperaba su llegada para someterlo a un juicio por haber desobedecido la orden años anteriores de luchar contra los caudillos del litoral y ponía a su tropa al servicio del general para defenderlo si esto era necesario.  San Martín le agradece a López la información y el ofrecimiento, pero desiste del mismo y decide viajar a Buenos Aires, dada la gravedad de su esposa Remedios. Cuando llega a Buenos Aires, lamentablemente su esposa ya había fallecido.

Amenazado y difamado por el gobierno unitario, San Martín se va de la Argentina en compañía de su única hija, Mercedes. Tras pasar por Londres y Bruselas, en 1824 se instalaron en París para que Mercedes complete sus estudios. El gobierno argentino no le enviaba el dinero que le correspondía como general retirado y ni Perú ni Chile le pagaban regularmente los sueldos que también le correspondían por los cargos ocupados. Vivía modestamente de la renta que le producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de algunos amigos. El banquero Alejandro Aguado lo ayudó para poder comprar su casa de Grand Bourg.

Falleció en 1850. Había solicitado que su corazón descansara en Buenos Aires, lo que el presidente Avellaneda concretó en 1880.

 

En 1844 redactó su testamento en París.

Testamento del Libertador Gral. Don José de San Martín
(Transcripción textual - "El sable del General San Martín",
Instituto Nacional Sanmartiniano)

París, 23 de enero de 1844


En el nombre de Dios todo Poderoso a quien conozco como Hacedor del Universo: Digo yo José de San Martín, Generalísimo de la República del Perú, y Fundador de su libertad, Capitán General de la de Chile, y Brigadier General de la confederación Argentina, qe. visto el mal estado de mi salud, declaro por el presente Testamento lo siguiente:

Primero. Dejo pr. Mi absoluta Heredera de mis bienes, havidos y por haver a mi única Hija Mercedes de San Martín actualmente casada con Mariano Balcarce.

2º- Es mi expresa boluntad el que mi Hija suministre a mi Hermana María Elena, una Pensión de Mil - frans. anuales, y a su fallecimiento, se continue pagando a su hija Petronila, una de 250 hasta su muerte, sin qe. pa. asegurar este don qe. hago a mi hermana y Sobrina, sea necesarias otra Hipoteca qe. la confianza qe. me asiste de qe. mi hija y sus herederos cumplirán religiosamente ésta mi boluntad.


3º - El Sable que me a acompañado en toda la Guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de satisfacción, qe. como Argentino he tenido al ver la firmeza con qe. ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los Extranjeros qe. tratan de Umillarla.


4º - Proibo el que se me haga ningún género de Funeral, y desde el lugar en qe falleciere se me conducirá directamente, al Cementerio sin ningún acompañamto, pero si desearía, el que mi Corazón fuese depositado en el de Buenos Ayres.


5º -Declaro no deber ni haver jamás debido nada, a nadie.


6º -Haun qe. es verdad qe. todos mis Anelos no han tenido otro objeto qe. el bien de mi Hija amada, debo confesar, que la honrada conducta de esta, y el constante cariño y esmero qe. siempre me ha manifestado, han recompensado con Usura, todos mis esmeros haciendo mi bejez feliz. Yo la ruego continúe con el mismo cuidado y contracción la educación de sus Hijas (a las qe. abrazo con todo mi Corazón) si es qe. a su vez quiere tener la misma feliz suerte qe. yo he tenido; igual encargo hago a su Esposo, cuya honrrades, y hombía de bien no ha desmentido la opinión qe. havía formado de él, lo qe. me garantiza continuará haciendo la felicidad de mi Hija y Nietas.


7º - Todo otro Testamento o Disposición anterior al Presente queda Nulo y sin ningún balor. Hecho en París a Veynte y tres de Enero del año de mil ochocientos quarenta y quatro, y escrito todo el de mi puño y letra.

José de San Martín


Artículo Adicional: Es mi boluntad el qe. el Estandarte que el Bravo Español Dn. Francisco Pizarro tremoló en la Conquista de Perú sea debuelto a esta República (a pesar de ser propiedad mía) siempre que sus Goviernos hallan realizado las Recompensas y honores con qe. me honró su primer Congreso.
José de San Martín
 

La bandera de los Andes, confeccionada por las damas mendocinas bajo la dirección de San Martín e inspirada en la imagen del escudo usado en la Asamblea de 1813.

 

Parte del combate de San Lorenzo suscrito por el coronel José de San Martín, al Superior Gobierno

San Lorenzo, febrero 3 de 1813

Exmo. Señor:
Tengo el honor de decir a V.E. que en el día 3 de febrero los granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado un nuevo triunfo a las armas de la patria. Los enemigos en numero de 250 hombres desembarcaron a las 5 y media de la mañana en el puerto de San Lorenzo, y se dirigieron sin oposición al colegio San Carlos conforme al plan que tenían meditado en dos divisiones de a 60 hombres cada una, los ataques por derecha e izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por lo fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo con que los granaderos cargaron sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga a las bajadas dejando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos, 12 heridos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los regueros de sangre, que se ven en las barrancas considero mayor numero. Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V.E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial Don Hipólito Bouchard. De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los demás heridos, de este número son: el capitán D. Justo Bermúdez, y el teniente Manuel Díaz Vélez, que avanzándose con energía hasta el borde de la barranca cayó este recomendable oficial en manos del enemigo.
El valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mi mando los hace acreedores a los respetos de la patria, y atenciones de V.E.; cuento entre estos al esforzado y benemérito párroco Dr. Julián Navarro, que se presentó con valor animando con su voz, y suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla: igualmente lo han contraído los oficiales voluntarios D. Vicente Mármol, y D. Julián Corvera, que á la par de los míos permanecieron con denuedo en todos los peligros.
Seguramente el valor e intrepidez de mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores.

Dios guarde a V.E. muchos años. San Lorenzo, febrero 3 de 1813.