LA MEDIDA EXACTA ¡EL METRO!

Bajo la consigna de cuánto medirá el gimnasio, los alumnos de 2do A y B comenzaron a recorrer la historia del metro.
La docente planteó la necesidad de saber cuánto medía nuestro gimnasio de ancho, ante la  inquietud, nos dispusimos ir al mismo para averiguarlo.

Estando allí surgió el primer interrogante: ¿cómo podemos saber cuánto mide? Los niños inmediatamente como se esperaba, respondieron: ¡seño, conseguí un metro!  Si bien la respuesta fue válida no se la tuvo en cuenta, pues el objetivo de la actividad es utilizar lo que se tiene a mano y al no contar con un metro, la docente respondió a los alumnos que busquen otra forma.

Muchas de las propuestas de los niños fueron medir el gimnasio utilizando las manos, cintas y pasos, pero viendo que no había cintas, y que las manos son muy chiquitas, la propuesta ganadora fue usar los pasos. 

Sin referencia ni pauta alguna, los niños comenzaron a realizar pasos para medir el ancho del gimnasio, y como era de esperarse obtuvieron una gran diversidad de resultados. Algunos contaron veinticinco pasos, incluso otros llegaron hasta treinta y cinco. Por lo tanto se introdujo como pauta que todos utilizaran el mismo tipo de paso, pero aún así se seguían obteniendo resultados diferentes, que si bien no eran tan diversos, todavía no se llegaba a que todos logren la misma cantidad de pasos.

Ante tales inconvenientes, se preguntó por qué ocurrió eso. Algunas de las respuestas de los alumnos fueron que había diferencias en el tamaño del pie, el largo de las piernas, etc. 

Finalmente se planteó que es mucho mejor utilizar una medida que sea igual para todos, que al medir algo, todos obtengamos el mismo resultado, allí surgió nuevamente el concepto de “metro”, pero esta vez mucho más significativo, ya no como solo un instrumento sino como una unidad de medida convencional, es decir, que nos sirva a todos para conseguir el mismo resultado.

Una vez más el aprendizaje a través del juego nos ayuda a entender un concepto puramente matemático, en donde ante una necesidad tanto individual, y más aún social, la requerimos para solucionar un problema y a veces la aplicamos sin darnos cuenta.

¡Otro lindo momento!

Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todo.

A Carrizo / M. Varela
2ºA Y B.