Sobre la necesidad de los límites en la formación de los niños
Se hace indispensable realizar hoy un replanteo acerca de la puesta de límites a nuestros niños, quienes expresan cada vez más, a través de sus comportamientos, el deterioro que en los últimos tiempos han sufrido los vínculos y las redes sociales. La pregunta que de inmediato surge es: ¿qué nos pasa a nosotros los adultos con la puesta de límites y con el ejercicio de la autoridad frente a nuestros pequeños?
En principio, es imprescindible rescatar y revalorizar el rol formativo de la familia, y de la escuela desde un lugar secundario, en la transmisión de un orden social a través de pautas, normas y hábitos que les proporcione a los niños un andamiaje social necesario para desarrollar su socialización y para que logre la adquisición de competencias sociales que le permitan alcanzar su autonomía.
El límite es constitutivo de la formación psíquica del niño y le permite crecer dentro de un marco seguro y de a poco controlar sus deseos e impulsos, que es lo que predomina en su aparato psíquico sobretodo en los primeros años de vida. En otras palabras, el límite es sinónimo de salud y expresión de amor hacia los niños.
La adecuada fijación de pautas tiene un fruto inmediato que es el proceso de personalización mediante el cual se modela la identidad del pequeño. Las conductas no son todas iguales y no todas responden en forma adecuada a los requerimientos de la realidad. Y es aquí donde se nos juega el rol más importante como adultos en tanto guías y orientadores del comportamiento de nuestros niños en aquello que todavía no pueden controlar por sí mismos, en lo que está bien y lo que está mal, en lo que se puede y lo que no.
En nuestra tarea diaria nos encontramos con muchos papás que comentan y consultan sobre sus dificultades en la implementación de los límites con sus hijos y en su sostenimiento en tiempo y forma. Las razones pueden ser varias:
- La inmadurez pues siguen siendo más hijos que padres.
- La culpa pues sienten que coartan a su hijo y que perderán su amor.
- La comodidad del “dejar hacer” que a veces predomina por sobre el cuidado y el amor.
Es importante la búsqueda del equilibrio en esta tarea, aunque sepamos que esas pautas pueden generar frustración o desilusión en los niños, pero entendiendo que es absolutamente “necesario” para su desarrollo como seres autónomos y responsables.
Se trata entonces de guiar a los hijos, escucharlos, hacerlos pensar y analizar sus errores mediante el diálogo, con consignas claras y coherentes entre padres o tutores, y con decisiones que se puedan sostener en el tiempo y con hechos.
Si el adulto mantiene su posición sin inseguridades, ofrecerá una red sostenida para el crecimiento del niño.
Lic. Estela Lía Taveira
Orientadora Educacional
Colegio Modelo Mármol EP