BICENTENARIO: ¿Cómo se conservaban los alimentos en 1810?
Todo lo que nos rodea: objetos, sitios, personas, tiene un pasado. Aprender a analizarlo, a comprenderlo e investigarlo nos permite afirmar nuestra identidad o sentir la necesidad de modificarla. Así hoy revivimos el 25 de Mayo de 1810, recuperando viejas tradiciones para ponerlas bajo la lupa y mirarlas en detalle, para animar la polémica, para estimular el pensamiento.
Hemos decidido mirar en detalle aquello que en nuestros días es tan común y no requiere de ningún esfuerzo, en cambio hace 200 años requería de trabajo y mucha paciencia. Los alumnos de 5° año trabajaron sobre la conservación de los alimentos, cómo lo hacemos en la actualidad y cómo lo hacían por 1810.
Comenzamos nuestro trabajo investigando sobre el pasado y encontramos los diferentes métodos que utilizaban, uno de ellos es la conservación de la carne en sal “salazón”. La salazón consiste en aplicar una capa gruesa de sal seca, marina granulada o refinada, sobre toda la superficie de la carne, cuidando que no quede ningún área sin cubrir y se deposita en algún recipiente no metálico y con tapa, ya que el pH desciende notablemente y puede reaccionar con los metales, por último, se aplica un exceso de sal para cubrir y garantizar que cumpla su función deshidratante durante el tiempo adecuado, el cual depende del tamaño de las piezas y el tipo de carne por salar. Es así como lo aplicamos con los chicos con trozos de carne y de pescado.
Otro método es a través del vinagre, para contarnos un poquito acerca de éste nos visito el papá de una alumna, el señor Juan Ramírez, quien elabora conservas artesanalmente. Nos trajo muchas de ellas para observarlas y nos explicó cómo se realizaban. Los chicos realizaron en sus casas y en familia cebollitas y ajíes en vinagre, fue fascinante ver sus caritas cuando traían sus conservas, ansiosos por mostrar su trabajo.
El último método que conocimos fue la conservación de las frutas a través del azúcar: éste consiste en agregar azúcar a preparados de frutas, evitando la oxidación del fruto, ya que impide que entre en contacto con el oxígeno del aire.
¡Los chicos realizaron dulces de tomate y manzana, riquísimos!
El resultado de todo lo trabajado se expuso en la pulpería “La Rosita” donde tratamos de reflejar aquella época y donde los padres degustaron los dulces con un rico pan casero.
¡Gracias a todas las familias que asistieron a este festejo, acompañándonos desde el principio!
Analía Parra
Docente Ciencias Naturales 5º y 6º