¿Por qué los docentes sentimos tantas satisfacciones en el aula, a pesar de lo que se dice...?
¡Qué silencio! ¡Qué expresiones! La sensibilidad, la emoción, esos ojos de inocentes niños que observan las extensas hojas de los textos próximos a leer. Ahí se presentó el primero, “A LA DERIVA” de Horacio Quiroga. La lectura fue conducida, párrafo por párrafo, expresión por expresión, palabra por palabra. El silencio me asustaba aunque sentí en mi corazón una enorme satisfacción por percibir que ellos estaban inmersos completamente en la historia, como si la estuvieran viviendo o siendo testigos reales de ella.
Pudieron sentir desde las palabras utilizadas por el autor, la temática del horror que son las que Quiroga utiliza entre sus obras y su vida, una y otras inseparables. Los destellos en sus ojos, miradas de espanto, de dudas, logradas por la realidad y la ficción entrelazadas que les anunciaban cada una de las palabras que el autor plasmó dominadas por el horror.
La expectativa era abrumadora y ellos como lectores no necesitaron de la repugnancia en el texto para sentir el asco y el horror del hombre picado por esa silenciosa y venenosa víbora. Entre comentario y comentario, levantaban sus miradas y sentí que las hundían en las mías como dagas expectantes del desenlace.
Horacio Quiroga tuvo una vida marcada de tragedias, desdichas e infelicidades. La inescapable presencia de la muerte en el acontecer literario. Su miserable historia y el horror vividos marcan su narrativa. Los alumnos de quinto pudieron apreciar las terribles vivencias del autor a través de la historia y de sus propias deducciones se trasladaron a ese Litoral argentino, marcado por un clima, vegetación y animales característicos que los internó en esa traicionera y salvaje selva.
Se presentó el segundo cuento: “EL ALMOHADÓN DE PLUMAS”, impresionante y de una profunda satisfacción persona al saber que fue escrito por Quiroga.
Ciencias Naturales
Analía Parra 5º y 6º |
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