EL AMOR A LOS ONCE AÑOS
La edad de 11 años señala generalmente, una etapa de maduración personal y de consolidación de múltiples habilidades. El niño posee mayor dominio sobre sí mismo y adopta una actitud más reflexiva ante los padres y las personas mayores, en general, y también ante sus responsabilidades escolares y sus compañeros de juego. A menudo muestra una actitud más propia de un adolescente que de un niño, o exhibe un aire insólito de preocupación. Puede ser severo consigo mismo, manifestando gran capacidad de autocrítica y hace gala de la misma severidad a la hora de juzgar a los demás. Es propenso a variar de ánimo con facilidad pasando, sin transición, de la expansión y el atrevimiento a la timidez o, incluso, a pasajeros episodios de angustia.
Aunque se presenta calmo y sumiso, tiene una vida rica en pulsiones inconscientes latentes. En esta etapa los afectos se transforman, toman nuevos rumbos. La infancia está a punto de terminar, con los primeros cambios fisiológicos propios de la pubertad.
Un alumno del colegio con éstas y todas las características propias de grandes cambios, ocupó su tiempo pensando y reflexionando en los vínculos humanos basados en el amor, un amor que se presenta a flor de piel, por el cual se lucha y que los lleva a vivencias plenas de puros sentimientos, de dolor, de pensamientos y deseos que creen serán tan puros y ciertos como los piensan…