Proyecto de convivencia responsable
Un modo diferente de abordar las problemáticas actuales…
Toda relación social contiene elementos de conflicto, desacuerdos e intereses opuestos. Una de las claves para la solución constructiva de los mismos consiste en crear relaciones de cooperación entre todos.
La escuela actúa sobre las personas en una fase del proceso de maduración tanto física como psicológica, en la que la intervención del adulto tiene una gran incidencia, en un momento particular donde los sujetos aún no cuentan con las herramientas cognitivas y emocionales necesarias para una interacción social adecuada ya que su desarrollo es todavía incompleto a este respecto.
El núcleo familiar es el principal agente de socialización junto con el grupo de pares, en condiciones normales; la escuela debería ser el eslabón de continuidad de dicho proceso de socialización. Pero vemos a diario que esto no es así, los alumnos y sus familias demandan de la institución educativa aquellas herramientas que la función fallida de los primeros grupos no han podido aportar por diferentes causas. Por lo tanto se hace necesario un nuevo modelo de intervención educativa que contemple también esta mirada respecto de las personas que nos ocupan (niños, púberes y adolescentes). Ya no es posible un modelo donde sólo se privilegie lo académico y la díada enseñanza aprendizaje, ya que el éxito en lo académico estará asegurado si los alumnos cuentan con los aspectos emocionales necesarios para “aprehender” todo aquello que lo lleve a posicionarse en un rol activo y responsable respecto del aprendizaje y la convivencia con el otro.
Desde esta nueva mirada, la institución escolar no es sólo un lugar donde se adquieren aprendizajes conceptuales, sino que debería servir también para adquirir aprendizajes relacionados con la conducta social: aprendizajes afectivos y actitudinales que son necesarios para enfrentarse a las distintas situaciones que nos plantea el vivir mismo.
En nuestra continua preocupación no sólo por la excelencia académica, sino también por el aspecto emocional de nuestros alumnos, teniendo en cuenta la realidad del entorno social en el cual les toca crecer, hemos puesto en práctica un proyecto institucional bautizado “Convivencia Responsable”. El mismo se trabaja a través de talleres semanales donde se abordan problemáticas que surgen de lo cotidiano, en relación al aspecto socio emocional de los alumnos en aquellas facetas que se refieren a la relación con sus pares, a la adquisición de autonomía como sujetos, orientado al modo en que las personas desarrollan capacidades que luego resultan ser muy importantes para su modo de vida.
La idea que sostiene el proyecto institucional es que la nueva escuela debería centrarse en el individuo desde su aspecto social y favorecer el desarrollo de “todas“sus capacidades, no sólo las intelectuales, sino también las emocionales. Cada persona tiene su propia manera de combinarlas y utilizarlas, aunque quizás no las conozca aún. Nuestra intención es lograr que los niños las descubran y puedan utilizarlas en la resolución de las problemáticas comunes que plantean en la convivencia tanto dentro de la escuela como fuera de ella.
Muchas veces los niños no pueden expresar sus emociones, guardando para sí sus problemas de la vida de relación y generando un sentimiento de angustia que luego se mostrará en la relación con sus pares desembocando consecuentemente en conflictos entre ellos o en desinterés en el ámbito intelectual.
Ya todos sabemos, de un modo u otro de la problemáticas que atañen a los niños en estos tiempos modernos, ya sea desde un saber teórico o desde la experiencia misma, pero lo sabemos… Este saber puede quedar en la simple enunciación de la problemática o puede ser el punto de partida para la puesta en marcha de estrategias para el cambio. Como institución hemos elegido la segunda opción, no contemplar la escena simplemente diciendo “qué barbaridad…” sino asumir el apasionante desafío de formar parte del cambio.
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Lic. Lucía Valenzuela
Vicedirectora
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